jueves, 31 de marzo de 2022

PSICOTERAPIA PROFESIONAL


La psicoterapia profesional es ciencia y arte. Es ciencia porque se nutre de escuelas que han aportado conceptos y metodologías que han abierto al mundo las ingentes posibilidades de la psicología en la comprensión y ayuda a las personas que sufren, nutriéndose de eficientes técnicas probadas repetidamente en la práctica clínica profesional. También es arte porque cada persona es diferente a cualquier otra, con una constitución, biografía, personalidad y entorno que, aun sufriendo experiencias, dolencias y trastornos semejantes, su vivencia y por tanto ayuda debe ser diferente a las demás, adecuando el método a la persona y no al revés.

Uno de los mejores perfiles profesionales, por su preparación y competencia para ayudar a otros por medio de la psicoterapia, es sin duda el perfil profesional del psicólogo especialista en psicología clínica, por su formación troncal en aspectos básicos del funcionamiento de la mente humana en todo lo relativo a procesos básicos de atención, percepción, memoria, aprendizaje, emoción, motivación y relaciones interpersonales, así como en aspectos especializados de psicopatología y diagnóstico, todo ello dentro de los contextos familiar y sociocultural en los que inevitablemente se desarrollan y manifiestan las alteraciones psicológicas. Unida a la formación troncal, la formación especializada en diferentes contenidos de la práctica clínica desarrollada en el ámbito sanitario, hacen del psicólogo especialista en psicología clínica un profesional idóneo para ayudar a otros por medio de la psicoterapia. Es más, se puede afirmar que la psicoterapia es la actividad fundamental de la psicología clínica orientada al cambio, así como al afrontamiento de las adversidades de la vida.   

Existen, por tanto, diversas escuelas de psicoterapia que se nutren de tradiciones que hacen énfasis en uno u otro aspecto del psiquismo humano: procesos inconscientes; comportamiento observable en sus tres modos de respuesta (cognitivo, fisiológico y motor), es decir, de lo que una persona piensa, siente y hace o dice cuando sufre; sistemas de relación interpersonal en el contexto familiar. Todas estas escuelas tienen mucho que decir en cuanto a las causas que explican el origen y mantenimiento de los problemas psicológicos, definiendo así el objeto de la psicoterapia en función de los conceptos básicos de cada escuela. 

No obstante la importancia de trabajar desde un modelo de intervención de contrastada eficacia, si podemos buscar un denominador común que unifique a todas las escuelas, es sin duda las cualidades terapéuticas del psicólogo clínico que se dedica a la psicoterapia. Cualidades terapéuticas fundamentales para ayudar a otros y que siempre están detrás de toda práctica psicoterapéutica eficaz, aunque no se puede reducir a ellas, son: empatía, calidez, autenticidad, capacidad para construir una alianza terapéutica, de definir objetivos de tratamiento de mutuo acuerdo con el paciente, así como de su valoración y apoyo incondicional, entre otras, y que pongan a la persona que busca ayuda en el centro de la psicoterapia, todo ello sazonado de una elevada ética profesional caracterizada por los principios éticos de respeto a la persona ayudada en su dignidad, libertad y privacidad.

Así pues, el psicólogo clínico con experiencia en el trabajo psicoterapéutico desde diversas escuelas y que ejerza su labor con estas cualidades y principios éticos, puede realizar un trabajo flexible y adecuado a las necesidades y personalidad del paciente, lo que unido a las fortalezas y expectativas de recibir ayuda por parte de éste, resultarán sin duda en un tratamiento eficaz para el cambio, tanto en un plano emocional y anímico de alivio de la sintomatología clínica, como en un plano más profundo de cambios dinámicos en la estructura y conflictos de la personalidad. En este sentido, destacan los modelos teóricos de intervención profesional basados en la evidencia de terapia de conducta, terapia cognitivo-conductual, terapia humanista existencial, psicoterapia breve de enfoque dinámico y terapia familiar sistémica, todos ellos útiles y válidos en la atención de problemas de muy diversa índole, tales como trastornos somatoformes, de estrés, ansiedad, depresión, psicosis, personalidad, adicciones, intervención en trauma, conflictos de relación (padres-hijos, pareja), situaciones de crisis y duelo, sin perjuicio de la aportación adicional que cada técnica específica de psicoterapia pueda hacer al caso concreto, aunando al problema de consulta las características y circunstancias particulares de la persona que lo padece.  

Por tanto, puede beneficiarse de la psicoterapia cualquier persona que sufra un problema de salud que limite sus expectativas de vida, o bien que se vea superada por una situación de crisis vital o accidental, con sufrimiento y/o incapacidad que dificulte seriamente el seguir adelante.